La magia de la Isla Baja

El Roque de Garachico, El Tanque, Los Silos, Buenavista del Norte y parque rural de Teno (Masca)

El Roque de Garachico
Casi al final de la cara norte de Tenerife se asoma Garachico. Este pueblo también mira al mar, y hasta el siglo XVIII fue el principal puerto de Tenerife. Una erupción volcánica lo sepultó bajo la lava, pero el ímpetu de sus habitantes le hizo renacer de sus cenizas. Garachico es intimista y te gustará visitarlo, porque parece que el reloj se para y sólo estás tú.

La lava creó en Garachico unas piscinas naturales de formas caprichosas que invitan al baño. Justo enfrente, no muy lejos de la costa, se alza el símbolo de este pueblo, el conocido Roque de Garachico. Sentirás que has llegado a los confines del mundo. Espectaculares acantilados se van a abrir ante tus ojos y los miradores, como el de Lomo Molino, se multiplican en esta zona de la Isla.

Continuamos nuestra ruta en Los Silos. El frondoso bosque de laurisilva que abriga este pueblo permanece aún intacto y, en él, el verde despliega todos sus tonos. El oxígeno que se desprende es tan puro que sentirás cómo recorre tu cuerpo al respirarlo.

En la parte alta de este municipio encontrarás los caminos perfectos en los que practicar senderismo. El paisaje es muy agradecido y está lleno de vegetación. El Monte del Agua, Pasos y los senderos de Cuevas Negras, Las Moradas, y Talavera son buenos ejemplos de ello.

Siguiendo la TF-42, se llega a Buenavista del Norte, pueblo que, sin duda, hace honor a su nombre. Este bello municipio oculta uno de los secretos mejor guardados de Tenerife: el Parque Rural de Teno. Este maravilloso enclave te dejará sin aliento y en especial, la Punta de Teno. Si quieres sentir lo que sería estar en el fin del mundo, tienes que visitarlo. El paisaje es abrupto, lunar, mágico, de otro planeta. Hay un faro que marca el final del recorrido, y a sus pies se extiende una vista del sur de la Isla que no te puedes perder. Para llegar a este punto de la Isla, la carretera advierte al visitante de que pasa bajo su propia responsabilidad y a veces se cierra por desprendimientos.

En esta zona son famosos los rosquetes, dulces típicos de la Isla y el queso tierno de cabra que se elabora en la zona de Teno Alto. Este queso es uno de los más peculiares de la Isla por la manera en la que se fabrica y, sobre todo, porque su receta es una tradición que ha pasado de padres a hijos.

A lo alto y en plena naturaleza se encuentra el pequeño municipio del Tanque. Más de la mitad de su suelo está protegido, y es una zona ideal para los amantes de la naturaleza. Curiosamente, es uno de los pocos pueblos de la isla que no tienen costa, y en él viven unas 3.000 personas en casas repartidas por todo el territorio.

Es un pecado venir a Isla Baja y no adentrarse en el Parque Rural de Teno. Se trata de un espacio natural protegido muy recomendable para internarse en él para una excursión o una caminata senderista.

Por tierra o por mar, Masca invita a una visita. Este caserío, situado en lo alto de un barranco, es cita de cientos de senderistas cada día. Masca, alejado de toda civilización, posee un exotismo único y unas vistas prodigiosas. Hay un sendero de dificultad alta por el que se llega hasta la costa atravesando un pequeño barranco. Aunque está muy cerca de Santiago del Teide, Masca pertenece al municipio de Buenavista del Norte.