Características generales

La orografía montañosa es marca de la casa de Tenerife, lo que significa que podrías ir de punta a punta de la isla pasando únicamente de una montaña a otra sin más. Sin embargo, encuentras excepciones como los dos grandes valles de la isla: el de Güímar y el de La Orotava.

En verdad, ambos en su origen también eran inmensas montañas (de hasta 5.000 metros de altura) que un día, a causa de las toneladas de material volcánico que se fue acumulando en ellas por las sucesivas erupciones, cedieron arrastrándolo todo ladera abajo hasta llegar al mar.

Aunque su creación fue similar, los dos valles muestran dos formas de vivir diferentes, determinadas por encontrarse en puntos contrapuestos de la isla, y porque el clima también varía: el Valle de La Orotava, en el norte, es húmedo y de temperaturas suaves. El de Güímar, al sur, es mucho más seco.

El innegable atractivo de este entorno ha atraído desde siempre a todo tipo de viajeros, algunos de ellos muy famosos: la escritora Agatha Christie se alojó en varias ocasiones en Puerto de la Cruz, y el naturalista Alexander Von Humboldt se maravilló con la isla, especialmente con el Valle de La Orotava. “Ningún sitio me parece más apropiado para suprimir la melancolía y devolver la paz a un alma que sufre que el de Tenerife”, dijo cuando la conoció en 1799, y no exageraba nada.

No te vayas de esta zona sin hacer el original itinerario alrededor de la Montaña de Guamazo, y cuando visites el Parque Nacional del Teide, acércate a alguno de sus centros de visitantes y pregunta a su personal por increíble teoría del deslizamiento gravitacional.