Harían falta muchas visitas y mucho tiempo para conocer todo lo que aguarda al viajero en Tenerife. Pero hemos hecho el intento de resumir en 11 los lugares que nadie que venga a la Isla debería perderse. Ha sido difícil seleccionar solo una decena más uno de rincones, pero creemos que es una muestra que condensa parte de lo mejor de la Isla:
- Parque Nacional del Teide. Quien haya estado en la Isla, y quien no, conocerá Tenerife por el Parque Nacional del Teide. En medio de un inmenso paisaje de aspecto extraterrestre, el gran símbolo de la Isla se eleva 3.718 metros sobre el nivel del mar. El Teide es el tercer cono volcánico más alto del planeta y el lugar de la Tierra menos parecido a la Tierra.
- Parque Rural de Anaga. Un trozo de Isla situado en su parte noroeste en el que el tiempo se detuvo en la Era Terciaria. Practicar senderismo en los frondosos bosques de Laurisilva de este parque rural es transportarte millones de años atrás y sucumbir a la tentación de imaginar que aquí pudieron habitar alguna vez brujas y duendes.
- Parque Rural de Teno. Los afortunados 1.300 habitantes del Parque Rural de Teno, un entorno natural excepcional, se reparten en los pueblos de El Palmar, Teno Alto, Los Carrizales, Las Portelas y Masca. Dedicados al pastoreo y la agricultura, y con la tranquilidad elevada a máxima de su filosofía de vida, es un espacio ideal para que conozcas su día a día, y de paso, realices toda clase de actividades al aire libre, entre ellas el senderismo.
- El Drago milenario. ¿Qué aspecto tendría alguien con 800 años de edad? En Tenerife, al drago milenario de Icod de los Vinos se le calcula esa antigüedad; una oportunidad única de ver y tocar un ser vivo tan increíblemente mayor. Un árbol (en verdad, un arbusto) más que tatarabuelo de dimensiones colosales: 20 metros de perímetro y 16 de altura.
- Acantilado de los Gigantes. Lo de Los Gigantes se le puso por razones obvias. Este acantilado situado en Santiago del Teide forma parte del Parque Rural de Teno y alcanza en algunos puntos los 600 metros de altura desde el mar, en una caída casi recta que da vértigo incluso si se contempla desde abajo.
- Basílica de Candelaria. Sus tonos blancos y beiges contrastan con el bronce de las estatuas de los menceyes (antiguos reyes guanches) que se levantan junto a ella y el negro de la arena volcánica de la playa que se despliega a sus pies. El valor religioso de este edificio se multiplica varias veces gracias al tesoro de incalculable valor espiritual que alberga en su interior: la imagen de la Virgen de Candelaria, Patrona de Canarias, que los tinerfeños adoran con fervor.
- Auditorio de Tenerife Adán Martín. Santiago Calatrava diseñó una obra de arte. El arquitecto de fama mundial dibujó lo que parecía un edificio imposible. Con parte de su estructura suspendida en el aire casi por arte de magia, el brillo exterior del Auditorio de Tenerife no es sino el reflejo de la belleza que emana. Es una de esas visitas que nadie que venga a la Isla debería perderse, y asistir a los conciertos, óperas y musicales que programa periódicamente, el no va más.
- Cascos históricos. En el paraíso de vacaciones que es Tenerife tienen mucho que ver su historia, su arte y su cultura. Los cascos históricos de La Laguna -Patrimonio de la Humanidad-, Garachico o La Orotava, con premios que reconocen su excelente estado de conservación, son tres muestras del tesoro que muchos de los núcleos de la Isla encierran y que invitan a ser paseados y admirados. Definitivamente, mucho más que sol y playa.
- Avistamiento de cetáceos. No es necesario recorrer medio mundo para ver cetáceos. En Tenerife están presentes todos los días del año a unas tres millas de la costa. Desde varios puertos del sur de la Isla parten diariamente embarcaciones que aseguran el avistamiento de los delfines mulares y calderones tropicales que han establecido colonias permanentes en sus aguas.
- Parques de ocio. Tenerife cuenta con parques de ocio para todas las edades y preferencias. Al que le guste disfrutar de parques acuáticos, puede; quienes se decanten por conocer los secretos del mundo animal, pueden; los amantes de los enigmas de la historia, también. Cualquier deseo de diversión en familia, pareja o solo, se cumple en la Isla.
- Playas y piscinas. Las playas de Tenerife combinan perfectamente con su sol para servir un cóctel que atrae a millones de visitantes cada año. De arena rubia o negra (color que otorga el origen volcánico de la Isla), las hay en el norte y en el sur, y te ofrecen la posibilidad de bañarte y broncearte al gusto. Las piscinas naturales creadas por la lava al solidificarse son una alternativa igual de auténtica y gratificante.