La primavera es para muchos visitantes la mejor estación del año. Los días comienzan a ser más largos y los paisajes tinerfeños rebosan color por todos lados. La cámara de fotos se llena de imágenes donde el color verde se enriquece con una amplia gama de amarillos, rojos, azules y violetas, aportados por las llamativas flores que proliferan por cualquier rincón de la isla. Aunque la isla presume de una «eterna primavera» que permite que haya plantas en flor durante todo el año, es sin duda con la llegada del mes de marzo cuando se produce una evidente explosión de vitalidad.
La paleta de colores de la Naturaleza es muy notable tanto en los parajes más vírgenes y mejor conservados de Tenerife como el Parque Rural de Anaga, el Parque Rural de Teno, o el Parque Nacional del Teide, como en los numerosos y discretos jardines que son tan frecuentes en las zonas más urbanizadas de la isla. Las plantas comienzan a ponerse de gala a finales del mes de febrero para durante el mes de marzo florecer en la gran fiesta de la primavera. Visitar Tenerife durante primavera es una apuesta segura e inolvidable.
Inolvidables paisajes durante la primavera
Tenerife cuenta con un clima subtropical caracterizado por sus escasas variaciones. Las suaves temperaturas de la isla exhiben valores medios que suelen oscilar entre los 18 y 24 grados, lo que la convierte en un paraíso apetecible durante todo el año.
El mes de marzo está marcado de forma especial en el calendario y tras el equinoccio primaveral los paisajes tinerfeños adquieren una dimensión mucho más bella y extraordinaria. El arranque de la primavera es un espectáculo para la vista que activa a todos los sentidos. En definitiva, supone una ocasión ideal para visitar y descubrir la exclusiva naturaleza de la mayor de las Canarias.
Las excursiones por el medio natural durante esta estación suponen vivencias irrepetibles para disfrutar de esta eclosión de vida y color. Durante ellas, una actividad totalmente recomendable es la de capturar en una imagen y tratar de reconocer algunas de las plantas más llamativas con que nos iremos encontrando en nuestro paso. Una tarea que se puede simplificar, a pesar de que en Tenerife la naturaleza es extremadamente diversa.
La flora de Tenerife se caracteriza por ser muy variada, dominada por las especies autóctonas, muchas de ellas endémicas, que crecen de forma silvestre, a las que se deben sumar numerosas especies exóticas introducidas. Todas ellas sorprenden a los visitantes. Reconocer y recordar los nombres de todas las plantas de la isla es tarea al alcance solo de los especialistas. Sin embargo, las más abundantes y llamativas pronto nos resultarán familiares, y fotografiar algunas de las plantas que caracterizan los paisajes insulares constituye un hermoso recuerdo. Entre las plantas de Tenerife seguro que encontrarás tu favorita.
Lugares recomendados durante la primavera en Tenerife
Parque Rural de Teno
El macizo de Teno impresiona todo el año, pero más durante la primavera. Esta zona protegida se localiza en la esquina noroeste de Tenerife. En su interior encontramos pequeños caseríos como El Palmar, Los Bailaderos, Teno Alto, Los Carrizales, Las Portelas, Las Lagunetas y Masca, salpicados por su accidentado paisaje. Cada uno de ellos conserva una hermosura diferente y única.
Visitar Teno durante una jornada es posible realizando un pequeño paseo en coche, parando en sus diferentes miradores, recorriendo algunos de pueblos, y por supuesto, degustando algunos de sus productos locales, como el queso.
Sin embargo, conocer Teno requiere calzarse unas buenas botas, coger la mochila, comida, agua, abrigo y comenzar a andar. La variedad de paisajes e historias del macizo de Teno son interminables. Cada caminata sorprende tanto o más que la anterior.
Durante la primavera, los paisajes de Teno se llenan de vida y color. Desde las plantas que crecen próximas a la costa, en las que el cardón (Euphorbia canariensis) y la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera) son las más llamativas; hasta las zonas más altas donde se establece el monteverde (laurisilva), en el que proliferan los exuberantes árboles de esta formación. Entre ambos extremos proliferan tajinastes blancos (Echium aculeatum), retamas blancas (Retama monosperma), tabaibas majoreras (Euphorbia atroporpurea), lavandas (Lavandula canariensis) y cerrajones (Sonchus acaulis). También resaltan en el paisaje algunas palmeras (Phoenix canariensis) y algunos dragos (Dracaena draco). Muchos tesoros botánicos son exclusivas especies rupícolas recluidas en las cornisas de los abruptos barrancos y acantilados. Un conjunto de paisajes en los que los rebaños de cabras son el soporte de uno de los manjares más ricos de Teno, el queso.
Parque Rural de Anaga
Brumoso y húmedo, así es el Parque Rural de Anaga. Una de las áreas más antiguas y verdes de la isla que localizada en extremo oriental de Tenerife, muy próxima a la capital Santa Cruz de Tenerife.
El macizo de Anaga es salvaje. Representa una magnífica muestra de la cultura tradicional y rural de Tenerife. Diferentes caseríos salpican sus montañas y llenan de vida los abruptos barrancos que lo atraviesan.
Lugares como Chamorga, Batanes, Afur, Las Carboneras o Chinamada, se llenan de vida y color con la llegada de la primavera. Al igual que en el macizo de Teno, la recomendación en Anaga es salirse de la carretera principal y elegir uno de los numerosos senderos que recorren su interior. Anaga representa una isla dentro de otra isla.
Desde la costa hasta la cumbre, en Anaga es todo colorido. La paleta se vuelve infinita. En Anaga está particularmente bien representada la laurisilva, un bosque en el que conviven los árboles más nobles: acebiños, brezos, fayas, hijas, laureles, naranjos salvajes, tiles, viñátigos, etc., y que permiten que a su sombra o en sus claros prosperen numerosos helechos, como la píjara (Woodwardia radicans), y un sinnúmero de espectaculares especies que deslumbran en flor como el bicácaro (Canarina canariensis), la morgallana (Ranunculus cortusifolius), la cresta de gallo (Isoplexis canariensis), o el geranio de monte (Geranium canariense). En las laderas de los grandes barrancos que componen el macizo de Anaga abunda el bejeque (Aeonium canariense), el tajinaste blanco (Echium virescens), la lavanda (Lavandula canariensis), o la gamona (Asphodelus tenuifolius), responsables de la explosión de vida y color primaveral.
Parque Nacional de Teide
El Parque Nacional del Teide, ubicado en el corazón de Tenerife, ofrece uno de los paisajes más estremecedores de la isla durante cualquier estación del año. Recorrer sus diferentes miradores supone trasladarse a otro planeta en un inolvidable viaje.
Entre volcanes, domos, coladas aa y pahoe-hoe, cráteres de diferentes tamaños y materiales volcánicos de cientos de colores, crece una vegetación única del mundo adaptada a las singularidades del clima de alta montaña. La variedad de colores se vuelve cegadora durante ciertos meses del año.
En los meses de abril y mayo el paisaje del Parque Nacional del Teide alcanza un nivel de belleza difícilmente igualable pues tiene lugar uno de los grandes espectáculos naturales de Tenerife con la floración del tajinaste rojo (Echium wildpretii) creando un ambiente totalmente mágico.
Esta planta endémica se hace esperar. Cuando gran parte de la vegetación del parque ya ha florecido, comienza su momento de gloria. Como si de una boda se tratara, cuando los invitados han cogido sitio llega la gran protagonista del día. En este caso, de la estación. Con su presencia, se hace el silencio.
El elegante tajinaste rojo, se rodea de un majestuoso elenco de especies exclusivas que compiten en belleza: el tajinaste picante (Echium auberianum), el codeso (Adenocarpus viscosus), la retama (Spartocytisus supranubius) con su inconfundible aroma que perfuma todo el parque, junto con las más modestas alhelí del Teide (Erysimum scoparium), margarita del Teide (Argyrathemum teneriffae), rosalillo de cumbre (Pterocephalus lasiospermus), tonática (Nepeta teydea) y hierba pajonera (Descurainia bourgaeana). Sin olvidar, la pequeña planta que posee el honor de crecer a mayor altura en la isla, la violeta del Teide (Viola cheiranthifolia).
Tenerife es un inmenso jardín
Además de los singulares paisajes mencionados anteriormente, la isla cuenta con innumerables zonas ajardinadas y de valiosos jardines botánicos como los de Puerto de la Cruz, La Orotava o Santa Cruz de Tenerife. Tanto en unos como en otros es posible disfrutar de una magnífica representación de especies exóticas, que se suman a la oferta primaveral de la isla de Tenerife.
Cualquier época del año es magnífica para visitar Tenerife, pero la eterna primavera de Tenerife resulta particularmente grandiosa durante los meses de marzo, abril y mayo cuando toda la isla es un jardín en flor.