Dedicada a San Sebastián, fue construida en el siglo XVI y está constituida por una sola nave con dos capillas laterales. Dispone de dos retablos barrocos y uno de estilo rococó, si bien ninguno está situado en la cabecera del templo. Otra curiosidad son los dos arcos construidos en ladrillos, que pueden deberse a la pobreza de los monjes agustinos o a la presencia de portugueses en la zona, habituados al ladrillo como material de construcción.