Centro Histórico de Santa Cruz de Tenerife

Fundada en 1494, Santa Cruz comenzó siendo un coqueto puerto pesquero. ¿Pero quién pensaba que tras varios cientos de años este apacible enclave se iba a convertir en la flamante capital de la isla? Ahora es una ciudad de actividad imparable. Mientras en su puerto atracan grandes cruceros, el vanguardista Auditorio de Tenerife Adán Martín representa el arquetipo de la modernidad que se ha convertido en su sello. Sin embargo, Santa Cruz no ha perdido el encanto de antes.

Su centro histórico es un triángulo delimitado por la calle de La Noria, las plazas de España y de Candelaria (una pegada a la otra), y la de Weyler. Está repleto de tiendas de moda a la última, todo tipo de comercios (electrónica, fotografía) y restaurantes y tascas que hacen compañía a los más emblemáticos edificios de la ciudad.

La iglesia de la Concepción es una de las reliquias arquitectónicas de Santa Cruz. Se levantó en 1500, y se reconstruyó 150 años más tarde después de ser devorada por un incendio. No muy lejos están la iglesia de San Francisco, la plaza del Príncipe de Asturias, el mercado Nuestra Señora de África y el parque García Sanabria, varios de los lugares que un recorrido por la ciudad no debería obviar.

La próxima restauración del Templo Masónico lo añadirá al club de paradas ineludibles, junto al Palacio de la Carta, o en la zona costera, el Castillo Negro. Bajo la plaza de España se muestran las ruinas de otro castillo, el de San Cristóbal, que se puede aún hoy visitar, y que fue el que dio nombre a la santacrucera calle del Castillo que arranca justo en ese punto.