Los vinos de Tenerife son el resultado de más de cinco siglos de tradición y pasión. En esta tierra volcánica, bañada por los vientos alisios y el Atlántico, la vid no es solo cultivo: es paisaje, cultura y memoria. Cada copa refleja la fuerza del volcán, la frescura del mar y el saber hacer de generaciones de viticultores que han convertido la isla en un mosaico enológico único.

Un territorio diverso, una riqueza infinita
En apenas 3.200 hectáreas de viñedo —un 17% de la superficie cultivada— se despliega una sorprendente variedad de microclimas y suelos que dan origen a vinos con carácter propio. Tintos, blancos, rosados, dulces o espumosos… todos llevan en su sabor la esencia volcánica y atlántica de Tenerife. Más de un centenar de bodegas ofrecen experiencias inolvidables: degustaciones en entornos volcánicos, visitas guiadas, maridajes con quesos canarios o rutas del vino que permiten descubrir la isla desde otra perspectiva.

Variedades emblemáticas y Denominaciones de Origen
El listán negro y el listán blanco son las uvas más representativas del archipiélago. De ellas nacen tintos jóvenes y de crianza con notas minerales y frutos negros, y blancos frescos o dulces con acidez vibrante y aromas frutales. Junto a ellas, los malvasías dorados y aromáticos recuerdan el legado histórico de los célebres Canary Sack, codiciados en las cortes europeas de los siglos XVI y XVII y mencionados por autores como Shakespeare.

La isla cuenta con cinco Denominaciones de Origen que reflejan su diversidad:
- Tacoronte-Acentejo: en el norte, con tintos afrutados y aromáticos que suponen el 80% de su producción, además de blancos y rosados jóvenes.
- Valle de La Orotava: bajo la silueta del Teide, con blancos elegantes y ligeramente amargos, rosados de color frambuesa y tintos suaves. Su paisaje vitícola se distingue por el tradicional cordón trenzado.
- Valle de Güímar: en el sur, donde predominan los blancos frescos y afrutados (80% de la producción), junto a rosados de frutos rojos, tintos terrosos, dulces con notas de miel y espumosos de burbuja fina.
- Ycoden-Daute-Isora: en el noroeste, herederos de los antiguos “Canary wines”, con blancos secos de gran frescura, malvasías dorados y rosados tropicales, además de tintos intensos y persistentes.
- Abona: en el sur, con viñedos que alcanzan las mayores altitudes de España en Vilaflor. Sus blancos ofrecen matices de almendra, mango y plátano, acompañados de tintos y rosados de gran cuerpo.
A todas ellas se suma la Denominación de Origen Protegida Islas Canarias, creada en 2011 como un proyecto integrador impulsado por la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias. Su objetivo es fortalecer el mercado regional y proyectar los vinos del archipiélago hacia la comercialización internacional.
Tradición y modernidad
La viticultura tinerfeña combina técnicas ancestrales con prácticas sostenibles. Sistemas como el parral bajo o el cordón trenzado son auténticas obras de arte agrícolas que se adaptan a la orografía volcánica y permiten aprovechar el terreno para otros cultivos. Al mismo tiempo, las bodegas exploran nuevas líneas premium que refuerzan la tipicidad y elevan la calidad de sus vinos.

Una experiencia que emociona
Descubrir los vinos de Tenerife es recorrer la isla a través de sus aromas y texturas. Es sentir cómo cada sorbo conecta con la tierra volcánica, con los vientos alisios y con la dedicación de generaciones de viticultores. Una experiencia auténtica que convierte a Tenerife en un destino donde el vino no solo se bebe: se vive. Es también una historia de esfuerzo y tradición que se puede experimentar de cerca en las rutas del vino que se celebran en distintos municipios, en las visitas a las bodegas repartidas por toda la isla y en espacios como la Casa del Vino.

Cada visita abre la puerta a experiencias únicas como paseos entre viñedos y lagares, catas guiadas en los que poder degustar los vinos de cada bodega o degustaciones acompañadas de productos típicos como queso, almogrote, gofio o miel. Todo ello convierte al vino en un hilo conductor que permite descubrir Tenerife desde una perspectiva sensorial, despertando emociones en cada copa.