TdT entrevista a Javier Almunia, director de la Fundación Loro Parque

El nombre de Loro Parque es cada vez más conocido en el mundo y a ello parece haber contribuido no poco su Fundación en base a la labor de preservación del medio ambiente y de loros en diferentes regiones del planeta. Su director, Javier Almunia, recibió a Turismo de Tenerife (TdT) en las instalaciones del extenso recinto de Puerto de la Cruz y desveló algunas de las claves del éxito del ente que regenta.

Pregunta: ¿Cuál es el papel de la Fundación?

Respuesta: Nació en 1994 específicamente para ocuparse de todos aquellos aspectos relacionados con la conservación de la biodiversidad, educación ambiental, investigación, rescate o bienestar animal, que son elementos con los que un zoológico moderno tiene que contar para llevar a cabo su estrategia de trabajo.

P: ¿No tiene ningún otro rol de promoción, benéfico o social?

R: Nuestro papel es ambiental cien por cien. De todo el dinero que recibe cada año Loro Parque, entre dos millones y medio y tres millones de euros aproximadamente, de ahí, un millón va directamente a acciones de conservación en todo el mundo, una partida que este este año casi se duplica porque cumplimos 25 años. Por otra parte, además de nuestros proyectos habituales para la conservación de loros, cetáceos, tortugas o tiburones, trabajamos con el Gobierno de Canarias en un plan de cuatro años relacionado con el cambio climático en el mar, acidificación oceánica y cuidado de las especies más amenazadas de Canarias y la Macaronesia en el que vamos a invertir este año 500.000 euros. También estamos inmersos en el proceso de compra  de un terreno en Bolivia para establecer una reserva de conservación de una especie de guacamayo muy amenazada. Con todo ello vamos a llegar casi a esa cifra de dos millones de dólares. Este es realmente el impacto fundamental que tiene la Fundación en la sociedad, específicamente a través de la financiación de proyectos medioambientales, a lo que se añade toda la labor de formación y sensibilización, tanto en el propio Parque como en centros educativos o en actividades en la playa, con recogida de residuos, etcétera. Por último están las actividades de investigación científica porque servimos de soporte de una red internacional de universidades y centros que utilizan nuestros animales para avanzar en el conocimiento y poder contribuir mejor a la preservación de las especies.

P: ¿En cuántos países está presente?

R: Desarrollamos este año 2020 unos 47 proyectos en 25 países, aunque a lo largo de nuestra existencia hemos trabajado con más de 180 proyectos en unos 35 países. Casi siempre actuamos en lugares donde hay loros distribuidos de forma natural, que son las zonas ecuatoriales del planeta, como el centro y el sur de América y África y Asia tropicales, además de Filipinas, el sur de Australia o Nueva Caledonia; lugares exóticos con ecosistemas tropicales de gran biodiversidad que tratamos de preservar a través de los loros.

P: ¿Cómo se establecen y desarrollan los procesos?

R: Contamos con un grupo de expertos, sobre todo especialistas en preservación y conservación de aves, que se reúne una vez al año y decide la distribución de los fondos disponibles. Después contactamos con gobiernos nacionales, como con el de Brasil, con el que trabajamos en la reproducción de una especie de guacamayo muy amenazado que hemos criado en el Parque y devuelto posteriormente a su entorno para ser liberado. Mantenemos además vínculos con organizaciones multilaterales dedicadas a la vigilancia del tráfico ilegal y al control de los cruces transfronterizos.

P: ¿Podríamos considerar a la propia Fundación como una multinacional?

R: Sí, desde luego. Loro Parque Fundación es una organización internacional y de hecho somos muy conocidos y reconocidos en el exterior como la institución más importante desde el punto de vista de la conservación de loros a nivel mundial. No hay otra entidad que financie más proyectos y haya conseguido nuestros éxitos. Hemos logrado reducir la amenaza en diez especies incluidas en la lista roja e incrementado además sensiblemente la población en otras especies.

P: Sin duda, logros netos.

R: Logros netos absolutos que son realmente el objetivo de organizaciones como la nuestra. Llegar a reducir el grado de amenaza de una especie es el mayor éxito que puedes obtener y a veces se consigue trabajando más de 15 años en un solo proyecto. Hemos invertido en algunos casi dos millones de dólares a lo largo de todo su desarrollo, porque la conservación es un trabajo lento, a largo plazo, de sensibilización de la población y de creación de alternativas de desarrollo sostenible. No es simplemente llegar y proteger el loro y ya está, sino que hay que trabajar con las comunidades locales porque muchas veces son sus propios modos de existencia los que pueden estar afectando al medio ambiente. Es necesario por tanto ofrecerles alternativas de vida sostenible para reducir en la medida de lo posible su impacto en la naturaleza.

P: ¿Cabe la actividad turística como solución de sostenibilidad de esas comunidades?

R: Sí, en algunos casos, aunque no en todos, porque los problemas de los loros son muy diversos. Hay lugares donde trabajamos con las comunidades locales para que se sientan orgullosas de su especie, y no sólo de forma emocional, sino también financiera. Muchas veces proponemos la realización de artesanía vinculada, como tallas, figuras o cosas por el estilo, para que ellos vean que hay una vertiente económica posible y procuren que esa especie se mantenga porque les va a proporcionar a la larga un recurso que les permitirá vivir de una manera sostenible.

P: Viajan ustedes mucho, entonces.

R: No, no mucho. Trabajamos desde aquí y no contamos con personal propio en estos lugares porque preferimos cooperar con las organizaciones locales. Ya no se estila aquello de grandes expertos que iban de Europa a Brasil, Bolivia o Ecuador para contarle a los nativos lo que tenían que hacer. Ahora hay personal formado en esos países, biólogos, investigadores, veterinarios, y es la propia población local la que cuida de sus recursos. El objetivo es generar conocimiento y experiencia en conservación de la biodiversidad en el propio país a través de la financiación de ONG’s locales. Y eso es lo que hacemos.

P: Como contrapartida, eso exigirá mucho papeleo.

R: Absolutamente. Muchísimo papeleo sobre todo para llevar el control sobre cómo se gasta nuestro dinero. Es necesario fiscalizar exhaustivamente cada dólar y cada euro para que nuestras inversiones se utilicen realmente en la conservación de la naturaleza. También hay muchos trámites para el movimiento de animales, como ocurre con la reintroducción, que requiere un montón de documentación administrativa, para el transporte de especies amenazadas a través de las fronteras y para ejemplares cuyo destino es la liberación, porque es necesario cumplir con una serie de requerimientos de organizaciones internacionales con el fin de no causar perjuicios al medio natural.

P: Díganos un hito del que estén especialmente satisfechos.

R: Estamos muy orgullosos de esas diez especies rescatadas de las que hablaba. Para nosotros es el mascarón de proa de nuestra organización y es la demostración de que una ONG vinculada a un proyecto puede tener una influencia importante en la mejora de la conservación de la naturaleza.

P: ¿Estaban todas en el mismo territorio?

R: No, son muy variadas. De hecho tenemos una gráfica en forma de roseta con las fotos de cada una de las diez especies. Eso sí, son casi todas del centro y el sur de América.

P: ¿Qué reto está en camino?

R: Desde el principio, uno de los retos del Sr. Kiessling cuando creo la Fundación era establecer un santuario, una zona de protección, de cetáceos en la Macaronesia. Estamos trabajando en ello, pero es muy complejo poner de acuerdo políticamente a tres países diferentes en aguas internacionales. Mientras tanto sentamos las bases científicas y técnicas para establecer esa colaboración, que cada vez es mayor entre los archipiélagos macaronésicos, en base a justificaciones científicas en el sentido de que todos los cetáceos que están ahí se mueven libremente entre Canarias, Madeira y Cabo Verde. Se trata de un marco abierto necesario para el mantenimiento y la supervivencia de esos animales.

P: No obstante, en Canarias tenemos suerte de tener nuestros propios cetáceos, ¿no?

R: Sí, absolutamente. Canarias es un lugar privilegiado en cuanto a biodiversidad, entre otras cosas, porque podemos ver en las Islas el 80 por ciento de todos los cetáceos que viven en el Atlántico Norte. El Archipiélago es como un oasis al que están asociados estos animales migratorios, además de contar con poblaciones residentes porque somos una zona de riqueza biológica de referencia en medio del océano.

P: ¿Cuál es el grado de preocupación y ocupación de la institución con el cambio climático?

R: Es imprescindible ocuparse de él y de hecho este proyecto que tenemos con el Gobierno de Canarias, que se llama CanBIO, se centra en el fenómeno. El proyecto va a durar cuatro años, comenzó en 2019 y consiste en la construcción de una red de medición de temperaturas del agua, acidificación del océano, que está vinculado al C02 de la atmósfera, y ruido submarino, con el uso de boyas, plataformas de oportunidad en barcos convencionales y mini submarinos. También el ruido marino es uno de los problemas emergentes debido a que el tráfico marítimo crece de una manera impresionante. CanBIO contempla además una parte dedicada a especies amenazadas, como es el caso del angelote y la mantelina, un tiburón y una raya que viven en Canarias y que tienen aquí su último bastión, o tortugas marinas en Fuerteventura, a las que seguimos con drones para comprobar si están volviendo para desovar en un proyecto compartido con Cabo Verde.

P: ¿Qué representa Turismo de Tenerife para la actividad de la Fundación?

R: Aunque Turismo de Tenerife está sobre todo muy vinculado a la parte comercial de Loro Parque, a nosotros nos sirve como herramienta de visibilización para atraer el interés de medios internacionales con sus viajes de periodistas. Es una vía extraordinaria para dar a conocer el trabajo de la Fundación dado que mucha prensa especializada en turismo quizá no se fijaría en que existe en Tenerife y en Canarias una organización de conservación de la naturaleza y de acción directa sobre las especies. Representa un escaparate para proyectarnos al exterior y, desde luego, para Loro Parque incluye otras aportaciones en cuanto a la participación en ferias y otros eventos internacionales.

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