IATA y Air France critican la decisión de París mientras se suceden las reacciones en cadena de las aerolíneas europeas y ya se habla del término «vergüenza a volar» por parte de los consumidores

El anuncio por parte del Gobierno francés de aplicar una ecotasa de entre 1,5 euros y 18 euros a todos los billetes de avión ha terminado por abrir plenamente el debate en Europa sobre la necesidad de gravar el efecto contaminante del combustible que utilizan las naves para desplazarse, pero también sobre la forma en que esta aplicación perjudique lo mínimo posible a los clientes por el encarecimiento correspondientes de los billetes que con toda seguridad repercutirán las aerolíneas en el pasaje.

Son precisamente los gobiernos de Holanda y Francia los que han iniciado una ofensiva para convencer a sus homólogos europeos del final de las exenciones impositivas al combustible de las aerolíneas y a los billetes aéreos, tras la reunión de los 29 el pasado día 21 de junio en una conferencia en La Haya (Países Bajos) para debatir sobre nuevas tasas en los billetes aéreos, incrementos en el IVA de los viajes en avión e impuestos al queroseno, con el objetivo de conseguir que la economía europea no dependa de combustibles fósiles en 2050.

Amsterdam ha avisado ya en Bruselas de que, si no se llega a un acuerdo de fiscalidad para el sector aéreo, el Gobierno estatal impondrá por su cuenta una tasa de 7,5 euros a cada billete de avión que despegue del país desde 2021 sin esperar más una nueva resolución comunitaria.

Reacción de las aerolíneas

La reacción inmediata de las compañías aéreas no se ha hecho esperar. Así, Air France (que representa el 1,1 por ciento del PIB nacional francés) ha sido la primera en criticar la ecotasa anunciada por París, dado que la mitad de sus vuelos parten de un aeropuerto francés y son susceptibles de resultar gravados, tras el desplome que sus acciones en Bolsa sufrieron después que la ministra gala de Transportes, Elisabeth Borne, indicara el pasado martes, día 9 de julio, la decisión sobre la citada fiscalidad.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que agrupa a las más de 260 aerolíneas que mueven el 82% del tráfico mundial, ha calificado la decisión del Ejecutivo francés de «errónea», mientras que continúa la reacción en cadena de otras compañías aéreas de la UE y su presión para al menos retrasar cualquier decisión al respecto tanto por parte de Bruselas como de los países que conforman el espacio europeo.

«Vergüenza a volar»

A todo ello se añade el creciente compromiso de los ciudadanos con el medioambiente, que está comenzando a afectar a las aerolíneas. Tal es así que incluso se ha extendido el movimiento sueco flygskam, o la «vergüenza a volar», que consiste en sustituir a los aviones por otros medios de transporte menos contaminantes, según informa el portal Tourinews.

El citado medio remite a su vez a una información de Travel Weekly que refiere que este ha sido uno de los temas de mayor actualidad tratados en los principales encuentros de la industria de aviación celebrados el mes pasado en la capital de Corea del Sur y en la de Francia. En el primero de ellos, durante la reunión general de la IATA en Seúl (entre el 1 y 3 de junio), en la que se insistió en que los transportistas deben comunicar mejor sus acciones contra el cambio climático; y en el segundo, en el Salón Aeronáutico de París (entre el 23 y 27 de junio) en el que el medio ambiente monopolizó el debate y con un exponente destacado: la empresa israelí Eviation presentó al primer avión comercial de pasajeros totalmente eléctrico: Alice.

En última instancia, parece claro que el sentimiento generalizado es que las aerolíneas podrían hacer más por reducir su impacto ecológico.

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