Felipe Monje, director y enólogo de Bodegas Monje, mezcla tradición e innovación en la actividad vitivinícola mantenida generación tras generación por su familia en El Sauzal desde 1750
La relación del apellido Monje con los toneles data del año 1750, cuando el tatarabuelo de la actual saga
Además se muestra, todavía hoy, satisfecho con la aparición de los consejos reguladores y, sobre todo, con la constitución de la Denominación de Origen (D.O.) Tacoronte Acentejo, en 1986, a raíz de las charlas que se celebraban por entonces en La Alhóndiga, y recuerda como anécdota que, al terminar la primera reunión, a la salida del histórico edificio, quisieron recoger firmas para solicitar al Gobierno de Canarias la D.O. y solo lograron plasmar cuatro.
Los niveles del sector isleño
“El sector vitivinícola de la Isla esta estructurado en varios niveles, el más alto con las bodegas comarcales y una producción de entre 500 mil y un millón de litros, tras el que vienen las que elaboran, como la nuestra, entre 100 y 200 mil litros, unas ocho en total en Tenerife, y por último las de 100 mil litros para abajo, en torno a un centenar”, señala Felipe Monje, que admite que no ha sido nada fácil llevar a cabo el proceso de modernización de su empresa viticultora, que utiliza en sus elaboraciones uvas listán negro, listán blanco, negramol, tintilla, vijariego negro, bastardo y moscatel, para producir 14 variedades diferentes, tres blancos, un rosado, tres tintos jóvenes, cinco de barrica y dos tradicionales; con una capacidad de producción total de unos 120 mil litros al año.
“Nos costó mucho entrar en el mercado de la restauración porque había hasta quien decía que si filtrábamos el vino ya no sabía a canario, pero insistimos y pasamos del granel al embotellado y de estar en un mercado muy localizado en zonas rurales al consumo en restaurantes de mesa y mantel”, cuenta el bodeguero, que insiste en que “se cuestionaba todo, aparte de que eran pocos los restauradores que apostaban por esta historia, pero muy poco a poco fuimos convenciendo al público de que había una alternativa al vino peninsular, que ya estaba identificada y que sí, que efectivamente sabía a canario; y no hemos parado desde entonces porque llevamos tres décadas modernizando”.
En cuanto a la incorporación de la enología y la gastronomía al escaparate internacional del sector turístico de Tenerife, Felipe Monje da la bienvenida a esa transformación con rotundidad “porque ya se ha conseguido que sean los propios turistas los que demanden el consumo de productos locales”, pero apostilla que lo que falta es “convencer a los establecimientos para que los ofrezcan en sus cartas y lo vean como un plus de calidad en sus negocios”.
Rutas del Vino
De las Rutas del Vino puestas en marcha por Turismo de Tenerife, un proceso que está en plena fase de lanzamiento, el director aclara que Bodegas Monje forma parte de la iniciativa y que ya se han visitado bodegas y creado los itinerarios y el producto, e insiste en que, en todo caso, “se echa de menos la falta de voluntad por parte de los propios bodegueros para establecer un horario y un argumento propio, además de nuevos servicios para sustentar la iniciativa con solvencia, como saber hablar en público o atender a los clientes con el producto enoturístico ya creado”.
Asimismo, subraya que de lo que se trata es que el visitante se sienta atraído para comprar “un plátano, una botella de vino, una papa o un cacho de queso de aquí” y cree que es cuestión de tiempo que las cosas vayan cambiando hacia mejor, entre otras cosas, gracias a las campañas de Turismo de Tenerife e internet.
“Es lógico y de sentido común que si viajamos, por ejemplo, a
Tokio no se nos ocurra pedir una paella en un restaurante, ¿no?”, dice con humor, para añadir que todas las semanas reciben a alguien que expresa su desconcierto porque le cuesta encontrar un vino local en las cartas de los restaurantes de las zonas turísticas o incluso en muchas de las tascas de La Laguna, Patrimonio de la Humanidad. No obstante, admite Monje, ya hay una presencia importante de vino de Tenerife en el mercado de la Isla aunque “el sector no es fácil y prueba de ello es que no ha crecido en 25 años y se siguen abandonando viñedos posiblemente porque la actividad no genera una rentabilidad boyante”.
Reportaje de National Geographic
Recientemente Bodegas Monje fue incluida en un reportaje de la prestigiosa editorial estadounidense National Geographic como una de las referencias entre las diez firmas vinícolas en territorios volcánicos más conocidas a nivel mundial. “Ha estado muy bien -afirma- y lo estamos notando porque nos visitan cada vez más viajeros procedentes de Estados Unidos, generalmente empresarios de camino a Europa, que vienen a Tenerife explícitamente a probar nuestros vinos porque consideran que deben ser muy exóticos; y puede que lo hagan porque leyeron el artículo de la revista o simplemente porque se han informado en internet”, precisa.
En Bodegas Monje el cliente puede catar desde un vino de 2,50 euros la copa a otro de 74 euros, este último de la cosecha del 93, maridados con productos locales, y también aquellos que componen la colección de autor, cinco en total, bautizados con los nombres de los artistas canarios Martín Chirino, Pedro González, César Manrique, Alfredo Kraus y Óscar Domínguez; aunque la vocación por la cultura no se detiene ahí, porque las instalaciones disponen de espacios dedicados a exposiciones, actuaciones, proyecciones o conciertos; a lo que se suma el Club del Vino para celebrar reuniones de trabajo, actos de empresa o encuentros sociales, y otras actividades, como las denominadas Wine & Sex, Hollera run night (carrera entre viñedos), Vinotinte o talleres artísticos con tinturas surgidas del mosto.
Gastronomía
El restaurante permanece abierto todos días, excepto los lunes, de diez de la mañana a seis de la tarde, jornadas que se prolongan durante el verano hasta las nueve de la noche para disfrutar de los atardeceres que las magníficas vistas de la terraza hacia El Teide, el océano y las puestas de sol se encargan de rematar con música en vivo.
En el campo de la gastronomía también Bodegas Monje mantiene las tradiciones e innova al mismo tiempo con su invención argumental de Las cosas del Pater, de donde surgen productos nuevos, como sales de vino o vinagre, confituras y mieles, pero también bombones de vinagre que realiza la empresa en alianza con la conocida dulcería norteña El Aderno.
Como datos
En última instancia y como Felipe Monje dice: “El vino es capaz de relacionarse con cualquier disciplina y encima es una bebida de placer”.