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Una experiencia culinaria entre ponis y berenjenas

La Granja Verde, en el Valle de La Orotava, asegura el disfrute de la gastronomía canaria como nunca antes

Entrada a La Granja Verde.

Dos restaurantes, 2.000 metros cuadrados de terrenos con 100 cultivos diferentes y hasta 16 razas de animales, entre ellos tres ponis, seis pavos reales, tres cochinos negros, dos burros, dos llamas, tres camellos, ocho ovejas, alrededor de una docena de cabras, un faisán y un número indeterminado de conejos y gallinas. Eso, pero mucho más también, es La Granja Verde, un innovador espacio situado en el Valle de La Orotava que ofrece una experiencia culinaria completamente original.

Los dos burros de la granja.

El lugar en el que se ubica lo ocupó primero un zoológico, y en los últimos tiempos, Oasis del Valle, un parque etnográfico con osos, tigres, monos… Pero sus propietarios decidieron hacer algo nuevo conectado con la vida rural tradicional de Canarias y su gastronomía. Pusieron en marcha La Granja Verde, que en su algo más de un año de vida puede decir que ha resultado todo un éxito entre el público que ha tenido la oportunidad de conocerlo, una media de dos mil personas al mes y subiendo.

El equipo de La Granja Verde con Leticia Dorta, gerente (tercera por la izquierda en la primera fila).

“Con este proyecto pretendemos brindar una oferta diferente de ocio para que los tinerfeños y los turistas que visitan la Isla no se queden siempre con lo mismo”, explica Leticia Dorta, gerente de La Granja Verde. Ese espíritu empieza ya en la cocina, “donde hemos sido asesorados por el prestigioso cocinero canario Juan Carlos Clemente”, añade.

Imagen interior del restaurante Dula y Pipa.
Imagen exterior del restaurante Dula y Pipa.

Clemente ha dado el toque maestro que se percibe en la gastronomía tanto del Cordón de Uva —de cocina tradicional—, como en Dula y Pipa —con la elaboración de unas recetas más actuales—, los dos restaurantes con los que cuenta la granja. Lo que prima en ellos, más allá de la calidad, “es la filosofía ‘de la huerta a la mesa’, donde el producto propio es el protagonista y las sugerencias se diseñan en función de la temporada de los cultivos”, señala la gerente. Además de para almuerzos y cenas, los domingos es un espacio ideal para degustar sus deliciosos brunch.

Uno de los cultivos de La Granja Verde.
Col lombarda cultivada en la finca.

El poni canelo aprovecha la mínima para olisquear a quien se acerca a acariciarlo al borde de la valla de su establo, y uno de los dos ponis negros espera que las caricias luego sean para él. Ellos son los verdaderos protagonistas de la granja (con el permiso del resto de animales). Es lo que hace de La Granja Verde un lugar tan insólito y atractivo. La finca, con sus cultivos y animales, es visitable, lo que permite complementar la experiencia gastronómica en los restaurantes con un divertido y enriquecedor acercamiento al mundo campesino.

Una visitante, en la finca de La Granja Verde.

Este es un sitio perfecto también para celebrar eventos, desde comidas de empresa a bautizos o cenas de Navidad, y por supuesto, cumpleaños y fiestas infantiles. Los niños pueden subirse a los ponis para un paseo, recorrer la finca para conocer las verduras, las plantas aromáticas y los árboles frutales que cultivan (hay mangos, cítricos, uvas). Pueden ver por primera vez una llama, aparte de jugar, correr, saltar, ensuciarse… Es la diversión total para ellos.

Los niños, disfrutando de la finca, los ponis y otros animales (esta foto y las dos siguientes).

Los mayores que no estén acostumbrados a la tierra ni al campo en general, también se divierten aprendiendo más sobre los productos que comen cada día y sobre los animales que, en muchos casos, solo habrán visto antes por fotos o en documentales de la tele. Y si se atreven, tienen la opción de montarse en los camellos para un recorrido por el interior de la finca.

Un adulto acaricia uno de los animales de la granja.

Un servicio añadido que presta La Granja Verde es la posibilidad de que los clientes se lleven a casa una caja con una selección de los productos de la huerta, con la garantía de que compran algo cien por cien natural. Se van tan contentos con sus cebollas, zanahorias, berenjenas o lechugas, y luego presumen de elaborar unos platos sanísimos y riquísimos durante más o menos una semana, que es para lo que da cada una de las cajas.

Aspecto parcial de las instalaciones de La Granja Verde.
Interior del restaurante El Cordón de Uva.

*La Granja Verde es una empresa asociada a Turismo de Tenerife

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