La empresa Mirlo busca reducir la huella negativa que provocan en el medioambiente las acciones cotidianas, entre ellas las de quienes pasan sus vacaciones en la Isla

Pinar
Mirlo pretende plantar un bosque en la Corona Forestal.

Para contrarrestar el efecto negativo —medido en CO2— que provoca un solo pasajero de un vuelo entre la Península y Canarias sería necesario plantar tres árboles que vivieran un mínimo de ¡50 años! Datos tan llamativos como este son los que han llevado a la empresa Mirlo Positive Nature a poner en marcha un proyecto inédito. Su objetivo: reducir el impacto de las acciones cotidianas sobre el medioambiente, como las que generan quienes pasan sus vacaciones en la Isla.

Siguiendo con el ejemplo del vuelo, si el avión despegase desde cualquier punto del centro o norte de Europa, el número de árboles a plantar subiría a 5. Si por el contrario hablamos de las emisiones de un coche durante un año, la plantación debería ampliarse a los 12 árboles, cada uno también con una vida de medio siglo… Así podríamos seguir hasta plantar todo un bosque de 43 500 árboles, que es el objetivo de Mirlo: crear en la Corona Forestal un monte capaz de retener 11 600 toneladas de CO2.

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Plantación de árboles en una de las iniciativas de Mirlo.

“Queremos que las empresas del sector turístico isleño, especialmente aquellas que ya hayan dado muestras de su compromiso con el medioambiente, se impliquen en el proyecto”, explica Yeray Martínez, uno de los responsables de Mirlo. Para ello han creado el “Club de Empresas Mirlo”, que funciona de la siguiente manera: las entidades que se asocien al mismo obtienen reconocimiento a sus esfuerzos en sostenibilidad mediante los diferentes canales de comunicación y actividades que Mirlo desarrolla. A cambio, estas hacen llegar a sus clientes la propuesta de participación en la creación del bosque mediante aportaciones mínimas de 10 euros, que equivalen a un árbol.

Las primeras empresas en sumarse a la iniciativa han sido los hoteles Tigaiga y Paradise Park, el parque Forestal Park y el Festival de Cine y Naturaleza de La Laguna. Ahora esperan que otras muchas sigan su estela y contribuyan a un objetivo que más allá de ser un proyecto empresarial innovador y original, pretende poner su grano de arena en la recuperación del planeta.

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Imagen de una de las actividades de plantación de Mirlo.

Y entonces, ¿el cliente no gana nada? Dice Yeray que la base de la iniciativa radica en el “vínculo emocional” que se crea entre la persona que aporta el dinero y los árboles que se plantan con él.  «No es solo que quien participa se siente satisfecho por cambiar su modo de vida y por reducir el impacto de su estancia en la Isla viendo cómo evoluciona el monte que ha ayudado a crear. Es que un cachito de ese bosque está ahí gracias a él, y Mirlo le ofrece la experiencia de verlo crecer».

No te pierdas el vídeo con el que Mirlo explica su actividad:

Plantación Corona Forestal 2013 from Mirlo Positive on Vimeo.

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