Una cena romántica o una copa (puede que varias) en una terraza. Mover el esqueleto en clubes que cierran al alba, acudir a un espectáculo o jugar en un casino. Tenerife ofrece largas y fructíferas noches en las que no se echa de menos el día. A oscuras, la Isla muestra su versión más atrevida.

Justo antes de que el sol desaparezca, nada comparable a ver cómo se oculta en el horizonte. Sentarse a admirar un atardecer en cualquier punto que dé al oeste es como disponerse a ver un estreno de cine, solo que aquí siempre con final feliz. Si es en la orilla de una playa, la estampa es para enmarcar.

Con la sonrisa puesta, cientos de terrazas al aire libre esperan para tomar una copa. La única dificultad, decidirse entre hacerlo en animadas calles comerciales, en muelles deportivos, en medio de parques o en paseos y avenidas junto al mar, por ejemplo. La oferta es variadísima. Lo mismo que la que de restaurantes si lo que se desea es sentarse en mesa con mantel y degustar una buena comida. Tenerife cuenta con infinidad de establecimientos en los que empezar la noche con el estómago satisfecho y el corazón contento.

Aunque por pasar unas vacaciones en la Isla ya se es bastante afortunado, se puede tentar aún más la suerte en alguno de sus casinos. Hay tres: Las Américas (situado en el hotel Gran Tinerfe de Costa Adeje), Puerto de la Cruz (complejo Martiánez) y Santa Cruz (hotel Mencey, ahora en obras). En todos, ambiente agradable y distinguido, además de la posibilidad de acompañar de sorprendentes cócteles una partida al black jack o a la ruleta, e incluso de platos elaborados con gusto y cuidado para aquellos a quienes apetezca algo más consistente.

Conciertos y más

Los conciertos de destacados grupos nacionales e internacionales del momento son otra opción a anotar en la agenda del fin de semana tinerfeño cuando la luna asoma. La música clásica, la ópera o espectáculos que aúnan música y baile también. En muchos casos, suelen celebrarse en edificios emblemáticos como el Auditorio de Tenerife o el teatro Guimerá de Santa Cruz, lo que hace aún más agradable y enriquecedora su asistencia.

Los más jóvenes encuentran en La Laguna un ambiente universitario que llena de contagiosa alegría nocturna los locales del conocido como cuadrilátero, donde de cada dos portales, al menos uno corresponde al de un bar o pub. Repartidas especialmente por el casco histórico de esta misma ciudad, innumerables tascas permiten cenar rico y variado antes de adentrarse en la diversión de la noche que espera varias calles más allá.

Una mayor mezcla generacional se respira en la calle La Noria de Santa Cruz. Sus locales mutan de restaurantes de mediodía y noche a pubs -cuando se sobrepasan las cero horas- en los que tomar algo hasta que la madrugada comienza a dejar de serlo. En la capital de la Isla aguarda también la avenida de Anaga, con discotecas de entrada gratuita en las que emular a los mejores de las pistas de baile o ser testigo de un concierto de música en directo.

Igual que en el área metropolitana, en el norte y en el sur de Tenerife la diversidad de locales de ocio, pubs y discotecas, inabarcable, sacia los deseos de los más noctámbulos. Puerto de la Cruz, Costa Adeje, Puerto Santiago… Los 365 días (y noches) no son suficientes para descubrirlos todos.

2 Responses to "Reportaje/ Planes para desear que no amanezca"

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