Tradición y vanguardia en la costa

La capital y las Teresitas, Candelaria, El Rosario, Arafo, Güimar, Fasnia y Arico.

Santa Cruz

Al más puro estilo centroeuropeo pero con la vista puesta en el mar, esta ciudad, la mayor del Archipiélago canario, es moderna, vanguardista y cada vez más cosmopolita.

A pie, en guagua o en tranvía tiene muchas paradas obligadas. Su Auditorio, en el que casi pueden romper las olas y que es obra del arquitecto Santiago Calatrava. Una singular edificación en la que puedes completar un día de visita con un espectáculo en directo de la máxima calidad: un concierto sinfónico, un ballet, una representación de ópera o un concierto de rock. Muy próxima se encuentra la calle de la Noria, que parte desde la iglesia de la Concepción. Acoge durante los primeros días de mayo las fiestas que conmemoran el nacimiento de la ciudad, y su arquitectura colonial ha sabido congeniar con el lado más intelectual de Santa Cruz. En los últimos años se ha convertido en punto de referencia de la noche chicharrera, y es también sede de muchos grupos del carnaval. Además, cuenta con numerosos restaurantes y tascas en los que degustar comida típica canaria.

En el museo de la Naturaleza y el Hombre podrás conocer de cerca cómo eran los antepasados de las Islas. Se conservan varias momias de los aborígenes tinerfeños, los guanches.

El TEA, Tenerife Espacio de las Artes, obra de Herzog & De Meuron, es uno de las últimos pasajeros en subirse al tren modernista de la capital. Aquí puedes disfrutar desde las exposiciones de los artistas más reputados hasta de tomar un café en su cafetería. La biblioteca del TEA se ha convertido en uno de los puntos de encuentro de los jóvenes universitarios de la ciudad.

Las calles del Castillo, Pilar y San José junto con la Plaza de la Candelaria y la Plaza de España, son el paraíso de las compras. Una amplia zona peatonal en la que las mejores marcas y firmas de moda se esconden detrás de sus escaparates. Es difícil no sucumbir a la tentación y éste es el mejor lugar para hacerlo. Cualquier aparato de electrónica lo puedes encontrar aquí a muy buen precio, además de disfrutar de numerosas cafeterías con terrazas con vistas al lago que se abre en la Plaza de España.

No debes dejar de visitar el Parque García Sanabria, pulmón de la ciudad. Casi 200 especies vegetales diferentes conviven en él, y es el lugar ideal en el que sentarse y dejarse embriagar por la naturaleza. No te preocupes por el tiempo, su curioso reloj de flores te marcará la hora en todo momento. Si das una vuelta por las refrescantes Ramblas podrás ver la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle inaugurada en 1973 con obras de Martín Chirino, Henry Moore, Joan Miró y Óscar Domínguez, entre otros muchos artistas, y que hoy es patrimonio de la ciudad.

Las Teresitas

Aprovechar una visita a Santa Cruz pasa por una escapada al barrio pesquero de San Andrés. Sus casitas han podido con los avatares del mar y sus habitantes aún mantienen viva la pesca. Éste es otro magnífico lugar de la Isla en el que parar y saborear magníficos pescados, lapas, camarones o chopitos. San Andrés jugó un papel importante en la defensa de la Isla durante la conquista. Muestra de ello es el semiderruido castillo que se encuentra al final de su avenida.

La Playa de las Teresitas, a escasos metros del pueblo, esconde varios kilómetros de arena dorada. Es el remanso de paz de los chicharreros (así es como se conoce a los habitantes de la capital), su pequeño paraíso en el que escaparse del quehacer diario. Esta playa es única. Sus aguas son mansas y cristalinas, y caminar por ella al atardecer es una experiencia que te aconsejamos.

Desde El Rosario a Güímar

Los municipios vecinos de El Rosario, Candelaria, Arafo y Güímar trazan una línea continua, contigua a la autopista TF-1, a lo largo de la vertiente sur de la Isla. Desde la costa, El Rosario se adentra hasta la zona de La Esperanza, a la que se llega desde La Laguna por la carretera TF-24, la misma que lleva al Teide. Sus montes reciben la visita de turistas y residentes que aprovechan para practicar la equitación, la bicicleta de montaña o el senderismo.

Candelaria es especialmente conocida por su Basílica, donde se venera la Virgen de su mismo nombre, patrona de las Islas Canarias. El anexo convento dominico cuenta con un interesante museo dedicado a la Virgen. Junto a la amplia plaza que antecede a la entrada de la Basílica, una magnífica colección de esculturas reúne las figuras de los que dicen que son los últimos menceyes guanches.

Camina por alguna de las calles que llevan a la Basílica y te encontrarás cara a cara con los guanches, antiguos pobladores de las Islas que, según cuenta la leyenda, fueron quienes la encontraron. Son los guardianes de la virgen que, de espaldas al mar, vigilan recelosos a las miles de personas que la visitan cada año. El fervor hace que muchos visitantes se lleven un recuerdo en forma de estampa o pequeña figura de la virgen. Si lo deseas, puedes comprar algún ramo de flores como ofrenda que encontrarás en las numerosas floristerías que hay en la zona. Si aún no tienes deseo que pedirle a la patrona cuando regreses a casa, te proponemos uno: pídele volver. ¡Hasta el año que viene!

En el barrio de Santa Ana encontrarás uno de los centros de alfarería más populares de la Isla. Es el centro alfarero Casa las Miquelas. En él podrás ver en vivo como se realizan los productos y adquirir, entre otras cosas, vasijas tal y cómo las hacían nuestros antepasados.

Candelaria esconde entre sus tesoros varios kilómetros de playa de arena negra, brillante y fina. ¿Qué mejor masaje para tus pies que andar por ella? Anímate, privilegios como este no se encuentran en ninguna otra parte.Decenas de restaurantes te esperan con un menú que te hará la boca agua. Como pueblo pesquero ofrece un pescado fresco, recién salido del mar, que puedes saborear disfrutando del rumor de las olas, una suave brisa y vistas al océano Atlántico. De postal.

Si continúas por la autopista del sur, o si lo prefieres por la “carretera vieja” (la TF-28), llegas en un santiamén a Arafo y Güímar. Son pueblos dedicados a la agricultura que se levantan en un valle fértil e inmenso. Al borde mismo de la costa, el Malpaís de Güímar es un espacio volcánico original que te recomendamos conocer, con sus contrastes entre el negro de la lava y el verde de tabaibas y cardones.

Uno de los rincones más visitados de Güímar es el Parque Etnográfico Pirámides de Güímar, fundado por el explorador noruego Thor Heyerdahl. Sus misteriosas construcciones, que recuerdan a las pirámides de Egipto o Mesopotamia, son uno de los tantos atractivos de este entretenido e interesante lugar.

Arafo es bello en sí mismo, con la vida rural desarrollándose tranquilamente. Aunque también es conocido por la afición a la música de sus habitantes, y por eso, entre sus edificios, destaca el auditorio Juan Carlos I.

Arico y Fasnia

Arico es un pueblo situado entre montañas, y alberga tres maravillas en una: Arico el Viejo, Arico el Nuevo y Villa de Arico, localidades que conservan aún ese aire tradicional y auténtico, perfectas para disfrutar de la naturaleza y de toda la autenticidad de la Isla. Aprovecha además para adquirir productos como quesos, miel, tomate o gofio ahumado, algunas de las exquisiteces de la zona. En la vecina Fasnia puedes también profundizar en la vida rural y en las costumbres de la cara más natural de Tenerife.